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Las profecías y las señales del fin

noviembre 23, 2021
las profecias senales del fin

Se acerca el fin de todas las cosas

Dinos, ¿Cuándo serán estas cosas, y que señal habrá de tu venida, y del fin del siglo? (Mateo 24 1:3). La ruina de Jerusalén y de la nación es un símbolo de la destrucción final de todas las ciudades del mundo, y de todas las naciones. Las descripciones de los 2 acontecimientos parecen mezclarse. Las palabras proféticas de cristo se extendían más allá de la destrucción de Jerusalén, hasta la conflagración final, fueron dichas no solamente para los primeros discípulos, sino también para los que habían de vivir durante las escenas finales de la historia de este mundo. Cristo dio señales definidas tanto la destrucción de Jerusalén como su segunda venida.

Estamos viviendo en las escenas finales de estos tiempos peligrosos. El señor previo la incredulidad que ahora prevalece con respecto a su segunda venida y vez tras vez el ha dado su advertencia en la palabra que este evento sera inesperado.

El gran día vendrá como un engaño “sobre todos los que moran en la faz de la tierra (Lucas 21:35).”

Y cuando vieras a Jerusalén cercada de ejercito sabes entonces que su destrucción ha llegado, entonces los que están en judea huyas a los montes: y los que, en medio de ella, váyanse; y los que estén en los campos, no entren en ella (Mateo 24:16-22 ).

El señor nos ha dejado instrucción como pueblo referente a la vida en las ciudades y nos hace un último llamado de misericordia a salir de ella antes de que sea demasiado tarde. Ya hemos visto las señales claras y contundentes de que los procesos que culminaran en el clima final ya se han iniciado y que avanzan con rapidez asombrosa. Falta poco para que las grandes ciudades sean barridas, de manera que todos deben ser amonestado acerca de la inminencia de estas calamidades.

Una advertencia para nuestros días

El señor pudo haber salvado a Noé y a su familia sin necesidad de hacerles construir un arca, pero era necesario que a la vez que amonestaban al mundo, Noé evidenciara su fe en obediencia. Construir un barco en tierra seca era una muestra de fe de que había un diluvio. De igual manera el señor nos ha dejado instrucciones específicas para este tiempo, y si tenemos fe para seguirlas, él nos guiara. A Noé fueron dirigidas estas palabras: entra tu y toda tu casa en el arca, porque a ti te e visto justo delante de mí ´Noé obedeció y se salvó. Este mensaje llego a Lot: levantaos, salid de este lugar; porque Jehová va a destruir esta ciudad´´ (Genesis 7:1; 19-14). Lot se puso bajo la custodia de los mensajeros celestiales y se salvó. Así mismo los discípulos de cristo fueron advertidos acerca de la destrucción de Jerusalén, los que se fijaron en la señal de la ruina inminente ya huyeron de la ciudad escaparon de la destrucción. Ahora hemos sido advertidos acerca de la segunda venida de cristo y de la destrucción que ha de sobrecoger al mundo. Los que presten atención a la advertencia se salvaran.

Como en los días de Noé

Sentado sobre los montes del olivo, Jesús instruyo a sus discípulos acerca de las señales que precederían su segunda venida: más como en los días de Noé, así será la venida del hijo del hombre. Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dándose en casamiento, hasta el día en que Noé entro al arca y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevo a todos, así será también la venida del hijo del hombre (Mateo 24: 37-39).

En nuestros días existen los mismos pecados que acarrearon los juicios de Dios sobre el mundo en la época de Noé. Tanto hombre como mujeres se excedieron en la comida y en la bebida que termino en glotonería y borrachera, este pecado prevaleciente de la insurgencia del apetito pervertido, inflamo las pasiones de los seres humanos en los días de Noé y los condujo a una corrupción generalizada. La violencia y el pecado alcanzarón hasta el cielo. Finalmente, esta corrupción moral fue barrida de la tierra mediante las aguas del diluvio. Los mismos pecados de glotonería y ebriedad entorpecieron las sensibilidades morales de los habitantes de sodomía de tal modo que el crimen parecía ser el deleite de los hombres y las mujeres de esa ciudad malvada. Por eso Cristo amonesto al mundo: Así mismo como sucedió en los tiempos de Lot, comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban, más el día de Lot salió de sodomía, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyo a todos, así será el día que el hijo del hombre se manifieste (Lucas 17:28-30).

Desde el alto monte desde los olivos Jesús miraba a Jerusalén

La escena que ofrecía a sus ojos el cuadro era de hermosura y de paz nacional, entre viñeros y jardines y entre verdes laderas donde se veían esparcidas las tiendas de los peregrinos, se elevaban las colinas con sus terrazas, los airosos palacios y los soberbios baluartes de la capital israelita. La hija de Sion parecía decir en su orgullo: estoy sentada como reina, y nunca veré el duelo porque siendo amada, como lo era, creía estar segura de merecer aun los favores del cielo como en los tiempos antiguos cuando el poeta rey cantaba: ´´hermosa en su altura, el gozo de toda la tierra en el mote Sion´´ la ciudad del gran rey (Salmos 48:2).

El orgullo de Jerusalén

Durante el reinado de herodes la ciudad de Jerusalén no solamente había sido embellecida, sino también fortalecida. Se eligieron torres, muros y fortalezas que, unidos a la ventajosa situación tipográfica del lugar, la hacían aparentemente inexpugnable. Si en aquellos días alguien hubiese previsto públicamente la destrucción de la ciudad, sin duda habría sido considerado cual lo fuera Noé en su tiempo: como alarmista insensato, pero cristo había dicho: ´´el cielo y la tierra pasaran, más mis palabras no pasaran´´ (Mateo 24:35). La ira del señor se había declarado contra Jerusalén a causa del pecado y su obstinada incredulidad hizo inevitable su condenación.

El amor infinito de Dios

El corazón de cristo había dicho ¿Como podre abandonarte? El trato a Israel como padre amante y perdonador, también a un hijo ingrato y extraviado. Con la mirada del Omnipotente vio que la ciudad de Jerusalén había decidido su propio destino. Durante siglos se había alejado de Dios. La gracia había sido rechazada, habrían abusado de los privilegios, las oportunidades habían sido despreciadas, el pueblo había estado acumulando las nubes del castigo que sin mezcla de misericordia que estaba por estallar sobre ellos.

Jesús lloró por Jerusalén

No lloraba para así mismo, por más que supiese a donde iba. Ante él, legaba la escena del Getsemaní, lugar de su próxima y terrible agonía, poco más haya se destaca el calvario, lugar de la crucifixión. No era sin embargo la contemplación de aquella escena lo que arrojaba sombras sobre el señor lloraba por el fatal destino de los millares de Jerusalén, por la ceguera y por la dureza de corazón por un pueblo tan favorecido que el vinera a bendecir y a salvar, ¡las lágrimas que Jesús derramaba en el monte de los olivos mientras contemplaban la ciudad escogida, no eran únicamente por Jerusalén! El percibió la destrucción del mundo, el hijo de Dios infinito estaba turbado en espíritu y doblegado.

Dirigiendo Jesús sus miradas hasta la ultima generación vio al mundo envuelto en un engaño semejante al que causo la destrucción de Jerusalén.

Deben guardarse los hombres de no menospreciar el aviso de Cristo respecto a su segunda venida, porque como anuncio a sus discípulos la destrucción de Jerusalén y les dio una señal para que cuando se acercara la ruina, así también previno al mundo acerca de la destrucción final y nos dio señales de la proximidad de esta para que todos los que quieran puedan huir de la ira que vendrá. Dijo Jesús: habrá señal en el sol, en la luna, en las estrellas, y sobre la tierra angustia en las naciones (San Lucas 21:25– Mateo 24:29 – Apocalipsis 6:12-17), cuando vieres todas estas cosas, sabéis que está cerca a las puertas (Mateo 24:33). Velad pues (San Marcos 13:35). Esta es la amonestación del señor, a los que le presten atención no serán dejados en tiniebla ni sorprendidos por aquel día. Pero los que no quieran velad serán sorprendidos, porque ´el día del señor vendrá, así como ladrón en la noche´ (1Tesalonicense 5: 1-5).

Jesús viene a la hora que no penseís

El mundo no esta hoy mas dispuesto a creer el mensaje dado para este tiempo de lo que estaban en los días de los judíos para recibir aviso del salvador respecto a la ruina de Jerusalén. Venga cuando venga, el día de Dios caerá repentinamente sobre los impíos desprevenidos. El día menos pensado, en medio del curso rutinario de la vida, absorto los hombres en los placeres de la vida, en los negocios, en la casa del dinero, cuando los guías religiosos ensalcen el progreso y la ilustración del mundo, y los moradores de la tierra se dejen arrullar por una falsa seguridad, entonces, como ladrón en la media noche penetra en una morada sin custodia, así caerá la inesperada destrucción sobre los prevenidos, y no escaparan (1 Tesalonicense 5:3).

El pecado que llenara la copa

El gran pecado de los judíos consistió en que rechazaran a cristo; el gran pecado del mundo cristiano de hoy iba a consistir en que rechazarían la ley de Dios y el santo sábado que es el fundamento de su gobierno en el cielo y en la tierra, los preceptos del señor iban a ser menospreciados y anulados.

Las señales de los tiempos revelan que el día del Señor vendrá pronto

Ni un solo cristiano pereció en la destrucción de Jerusalén, cristo había prevenido a sus discípulos y todos los que creyeron sus palabras esperaron atentamente las señales prometidas, (Lucas 21:20-23).

Los pecados actuales y su culpabilidad

“El mundo esta activo, ansioso y determinado, todos están ocupados en algún curso de acción en el cual Dios no tiene parte. El mal es seguido afanosamente como si fuera la justicia, el mundo se está convirtiendo rápidamente en Sodoma y Gomorra. Como en los días de Noé la maldad de los hombres alcanzo los cielos, y Dios envió a Noé con la amonestación de que destruiría el mundo con un diluvio. Vivían en el mundo sin Dios y sin esperanza, se burlaron del mensaje de Noé, pero su incredulidad no impidió que les predicara la palabra de Dios, para ellos, esas cosas no tenían importancia, pero su indiferencia y su incredulidad no fueron obstáculo para el cumplimiento del evento que había sido predicho.

La señal para huir de las ciudades

No está lejos el tiempo en que, como los primeros discípulos seremos obligados a conseguir refugio en lugares desolados y solitarios, así como el sitio de Jerusalén por los ejércitos romanos fue la señal para que huyesen los cristianos de judea, así la asunción de poder del papado y por parte de nuestra nación ´´Estados Unidos´´, con el decreto que imponga el día de descanso papal (Domingo) será para nosotros una amonestación, entonces será tiempo de abandonar las ciudades grandes y pequeñas. (Apocalipsis 13:15). La transgresión casi a legado a su límite: la confusión llena al mundo y pronto a de sobrecoger a los seres humanos un gran terror. Las ciudades se han contaminado con el pecado y el señor las visitara de aquí a no mucho tiempo sufrían bajo su juicio.

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